Municipio de la provincia de Albacete con categoría de villa.
Se ubica actualmente al pie de su “castillo”, majestuosa meseta rocosa que se eleva orgullosa por encima de los ochenta metros sobre su base y a más de mil metros sobre el nivel del mar, cabalgando briosa en la serranía para asomarse curiosa y altanera a las tierras llanas de La Mancha. Otras veces hace funciones de portón de entrada desde la llanura hacia las accidentadas tierras montañosas de la Sierra de Alcaraz. Siente cruzar por sus entrañas en dirección N-S el acueducto que lleva las aguas del Trasvase Tajo-Segura, como vehículo de transporte del preciado líquido a las feraces tierras levantinas.
Su extensión superficial es de 158,6 km2, a todas luces inferior a la que tuvo en 1537 cuando, al adquirir su titularidad de villa, se emancipó del dominio alcaraceño abarcando un territorio superior a los 600 km2.
Los datos de población, como en la mayor parte de las zonas rurales, reflejan las consecuencias de la emigración a la capital en busca de mejoras en la calidad de vida, especialmente durante los primeros años de la década de los ochenta. Se produjo entonces un considerable descenso en el número de habitantes que, afortunadamente, no ha tenido continuidad, por lo que su población actual es estable. Como dato que ilustra este hecho, podemos observar los resultados del censo de 1960, según el cual la población total del municipio de Peñas ascendía a 3.600 habitantes (de los que 1.839 vivían en el pueblo y caseríos próximos y los 1.761 restantes se distribuían entre las 16 aldeas que entonces formaban parte del término municipal), y comparar estos datos con los del censo de 1986, que muestran una importante disminución del número de habitantes y la despoblación de prácticamente todos los caseríos y de algunas de las aldeas, cuyos habitantes, en ocasiones, sólo residen en ellos por temporadas. Según este último censo, la población actual de Peñas de San Pedro es de 1.267 habitantes de los que 954 viven en el pueblo y 313 en las 12 aldeas que todavía conservan población estable.
Basa su economía preferentemente en la agricultura y la ganadería. Sus principales productos agrícolas de secano son cereales, almendras y aceitunas (con buena producción de aceite).
En su fértil Vega de La Retamosa y otras pequeñas huertas se cultiva maíz y hortalizas (patatas y cebollas principalmente).
La selvicultura proporciona pinos maderables de sus bosques, que constituyen un apreciable suplemento económico.
Merece especial mención el cultivo del azafrán (crocus sativus). Su valor es elevadísimo. Tuvo años de gran producción, pero hoy se encuentra en franco retroceso al igual que ocurre con la producción vinícola.
Su ganadería produce especialmente ganado lanar y porcino. La abundancia de conejos, liebres, perdices y tórtolas, y algún que otro jabalí, ha dado lugar al nacimiento de una floreciente industria deportivo-cinegética, según certifica la existencia de numerosos cotos de caza en el término municipal.
Es interesante mencionar la próspera industria chacinera representada por sus fábricas de embutidos y salazones, que funcionan en Régimen de cooperativa y que, además de su importancia económica, suponen un freno a la emigración local. También pueden citarse otras industrias, como la textil, de materiales de construcción, carpintería, taller mecánico, electricidad, carpintería metálica y forja, que suponen la base de la economía local. Posee una buena almazara y sus panaderías producen un excelente pan en hornos de leña.
El comercio, aunque conserva l las ventajas de la tradicional atención personal al cliente, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos evolucionando a un sistema de autoservicio.
No faltan buenos bares ni casas de comidas, así como locales de diversión donde pasar un rato agradable con los amigos.
Las particulares condiciones orográficas y climáticas de Peñas de San Pedro han sido determinantes para que algunas empresas especializadas en el aprovechamiento de energías renovables hayan instalado en su término municipal una serie de parques eólicos cuyos aerogeneradores han cambiado el paisaje, a la vez que han significado una importante fuente de ingresos para el pueblo y sus habitantes.
La educación y la cultura han constituido siempre una de las principales preocupaciones de los habitantes de Peñas, lo que ha llevado a sus gentes a ser pioneras en estas materias entre los pueblos de su comarca. En este sentido son varias las asociaciones de Peñas (Amas de Casa, Jubilados, Auroros, Asociación Cultural…) que tienen entre sus objetivos primordiales fomentar la cultura, tanto en el aspecto de conservación y recuperación de su acervo tradicional, como en el de adquisición de nuevos y modernos conocimientos. A tal fin, promovidos por estas asociaciones, se celebran todos los años numerosos actos encaminados a rescatar tradiciones artesanas, a informar sobre temas de interés para distintos colectivos, a organizar viajes culturales y recreativos, etc.
Una de las instituciones tradicionales, recuperadas en los últimos años, de la que los peñeros nos sentimos más orgullosos, es la banda de música. Compuesta actualmente por 45 miembros, posee una nutrida cantera de 20 niños y jóvenes que reciben clases de música e interpretación y se preparan así para su incorporación a la banda.