La carrera inicia su itinerario de unos 14 km que discurre en su totalidad por una sinuosa carretera de montaña, flanqueada a ambos lados por tierras de cultivo o monte con predominio de pinos entre los que se intercalan carrascas, matas rubias y otros arbustos en un entorno paisajístico de gran belleza.
Paralela a la carretera, discurre el cauce seco de una rambla, que otrora fuera el camino de la carrera, haciendo el recorrido más penoso y peligroso; especialmente, si se desataba una tormenta como ya sucediera en alguna ocasión.
En el transcurrir de esta marcha hay tres paradas oficiales: la Cruz del Pardalejo, La Rambla y el Puente de la Solana. A la llegada de cada una de ellas los andarines descansan, siendo obsequiados con bebidas refrescantes por la muchedumbre que se ha ido apiñando en el lugar con la esperanza de besar al Santo.
La llegada a Peñas se dará al filo de las ocho de la tarde. Otra enorme multitud espera en la “Cruz del Santo” la llegada de los andarines con el Cristo.
Suenan atronadores aplausos y vítores repetidos, después, un respetuoso silencio aguarda el momento en que el Cristo, una vez sacado de su caja y puesto sobre sus andas, recibe el cariñoso abrazo de su Madre, siendo saludado por las notas del Himno Nacional. Luego, lentamente, será transportado en procesión hasta la iglesia parroquial, donde permanecerá hasta finales de agosto.